martes, 1 de noviembre de 2016

¿CÓMO FUNCIONA UNA PRESA?

Cómo funciona una presa

Para entender cómo funciona una presa pensemos en un dique o en un río en el que el agua se mueve en una corriente siempre hacia una dirección determinada, en una suerte de flujo. Este movimiento en el agua es el que necesita una presa para funcionar y producir energía, con la diferencia que el agua se almacena en grandes extensiones para ir soltándola de a poco y así obtener un flujo constante de agua con el cual poder generar energía eléctrica.


Una presa se hace generalmente en un valle o entre cerros, buscando la forma de inundar el valle mediante la construcción de la presa en uno o varios lugares estratégicos de modo que impidan la salida del agua. Es entonces cuando podemos hablar de una central hidroeléctrica, que vendría a ser la evolución de los antiguos molinos de agua, donde ya se aplicaba un mecanismo básico similar que aprovechaba la corriente de los ríos y hacía mover una rueda.



Una central hidroeléctrica está compuesta de turbinas hidráulicas, las aspas de estas turbinas se mueven por la fuerza del agua, esa fuerza transmite su energía a un generador donde se transforma en energía eléctrica. En general las centrales hidroeléctricas están ubicadas en las presas ya que las masas de agua en desnivel –lo que también se conoce como salto geodésico– son una gran fuente de energía. Una central hidroeléctrica en un río ya ha dejado de ser viable por el poco caudal de energía que se consigue
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Todo el conjunto de obras hechas por el Hombre, desde el desvío de los caudales de agua, la construcción de presas con centrales hidroeléctricas y todo otro tipo de construcción relativa, es llamada presa o central hidroeléctrica y es una de las fuentes de energía más amigables con el medio ambiente. Aunque el agua es un recurso que abunda y es totalmente renovable, el costo de la construcción de una presa hace que no sea una energía tan barata como quisiéramos.
Para entender cómo funciona una presa pensemos en un dique o en un río en el que el agua se mueve en una corriente siempre hacia una dirección determinada, en una suerte de flujo. Este movimiento en el agua es el que necesita una represa para funcionar y producir energía, con la diferencia que el agua se almacena en grandes extensiones para ir soltándola de a poco y así obtener un flujo constante de agua con el cual poder generar energía eléctrica.

Una presa se hace generalmente en un valle o entre cerros, buscando la forma de inundar el valle mediante la construcción de la represa en uno o varios lugares estratégicos de modo que impidan la salida del agua. Es entonces cuando podemos hablar de una central hidroeléctrica, que vendría a ser la evolución de los antiguos molinos de agua, donde ya se aplicaba un mecanismo básico similar que aprovechaba la corriente de los ríos y hacía mover una rueda.


Una central hidroeléctrica está compuesta de turbinas hidráulicas, las aspas de estas turbinas se mueven por la fuerza del agua, esa fuerza transmite su energía a un generador donde se transforma en energía eléctrica. En general las centrales hidroeléctricas están ubicadas en las represas ya que las masas de agua en desnivel –lo que también se conoce como salto geodésico– son una gran fuente de energía. Una central hidroeléctrica en un río ya ha dejado de ser viable por el poco caudal de energía que se consigue.
Todo el conjunto de obras hechas por el Hombre, desde el desvío de los caudales de agua, la construcción de represas con centrales hidroeléctricas y todo otro tipo de construcción relativa, es llamada represa o central hidroeléctrica y es una de las fuentes de energía más amigables con el medio ambiente. Aunque el agua es un recurso que abunda y es totalmente renovable, el costo de la construcción de una represa hace que no sea una energía tan barata como quisiéramos.
En 1956 se inicia la construcción del Salto de Aldeadávila que será la central hidroeléctrica de mayor potencia de Europa Occidental. Comienza a funcionar regularmente en 1963 con 718,2 MW lo que supuso doblar la capacidad de producción de Iberduero y en 1986 se incrementa su potencia en 421 MW más, lo que la convierten todavía hoy en la más importante del panorama hidroeléctrico español con sus 1.139 MW. En 1970 se inaugura el Salto de Villarino.

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